Mis peores pronósticos comienzan ha hacerse realidad en Valencia.

Como ya dije en el mes de septiembre, “los ánimos están muy caldeados”, y desde septiembre hasta ahora no han parado de calentarse más. Y es que, es más que razonable pensar que cuando las personas llevan aguantando la incompetencia de los políticos y los sindicatos tanto tiempo, ya no hace falta más que una gota para que el barril de las desgracias de España se desborde. La mecha ya se ha encendido en Valencia, esperemos por el bien de todos, que se apague pronto.

 

La gente ya esta tan cabreada que ya no le importa demasiado quien gobierne, si pueden hacer algo, o si realmente lo están haciendo. Puede que no resulte lógico, pero es que las personas no funcionamos por las leyes de la lógica, sino de la psicología.

 

Antes de continuar, quiero aprovechar la situación para decir que yo soy uno más de los tantos “más que indignados” de ver en que se ha convertido España. De hecho los “lumbreras” que dirigen las administraciones, y como no, los ineptos a perpetuidad de los sindicalistas, han considerado que una persona, como yo, no merece ni una entrevista de trabajo en casi 5 años, cinco años que se cumplirán este mes de abril próximo. El nivel de incompetencia que han mostrado es más que desbordarte, llamar ineptos, necios e incompetentes a las autoridades extremeñas (y no solo estas) y a los sindicatos, no es otra cosa más que “echarles un piropo”.

 

Pero bueno, más allá de descargar mi ira en este blog, quiero también llamar a la calma. Y como psicólogo, aunque tampoco hace falta ser psicólogo para que tal afirmación sea valida, puedo anticipar y anticipo que la violencia, casi siempre conlleva a empeorar la situación. Ya se que sois muchos, o mejor dicho, somos muchos, los que deseamos atacar de forma violenta a las instituciones establecidas por no cumplir con sus funciones. Pero no dejemos de cerrar los ojos, inspirar profundamente, aguantar el aire en nuestros pulmones hasta que no aguantemos más, y entonces expulsarlo de manera progresiva y continua. Este ejercicio, por favor, repetidlo 3 veces antes de iniciar cualquier acción violenta.

 

Dicho esto, como ya dije en septiembre, solo hace falta que esos perfectos necios incompetentes de UGT y CC.OO y su camarilla de políticos rastreros, empiecen a convocar manifestaciones, concentraciones, huelgas, o lo que les de la gana. La gente esta muy cabreada, y en cuanto ocurra el más mínimo incidente, incidente, que por otro lado en este tipo de concentraciones es muy frecuente, será la chispa que haga arder el polvorín social en que se ha convertido España.

 

No olvidemos los disturbios de París en 2005 y 2007, no ignoremos los disturbios de Londres este pasado mes de agosto. Todos estos disturbios se iniciaron por un desencadenante, desencadenante que sin una situación social complicada (no entraré en analizar esto, seria largo y complejo), no hubieran llegado donde llegaron. En todos estos disturbios los que más perdieron fueron las personas que menos recursos tenían, bueno, los segundos que más perdieron, los que más perdieron, lo perdieron todo, la vida. Los grandes perdedores, perdieron su viejo coche, que les permitía ir a su trabajo. Perdieron su vieja furgoneta, que les permitía distribuir sus mercancías, los negocios que menos indemnizaciones recibieron fueron los pequeños negocios. Los grandes almacenes tenían grandes pólizas de seguros y formas de presionar al gobierno para recibir dinero, alegando que tienen muchos empleados e irán a la calle si no reciben las ayudas solicitadas. Los que menos perdieron fueron los grandes empresarios, y por supuesto, las grandes compañías ganaron dinero con estos disturbios, vendiendo más seguros, subiendo el precio de las pólizas, y por supuesto, restaurando los daños producidos, cobrándolos de los impuestos que pagaron y pagarán los mismos que iniciaron y continuaron los disturbios.

 

Los medios que los ciudadanos de la calle tenemos para luchar contra todas estas injusticias son muy reducidos, y casi siempre se volverán contra nosotros. La acción más inteligente que podemos llevar a cabo es la denuncia, hacer que otros como nosotros comprendan lo que hacen, como lo hacen y por que lo hacen.

 

No quiero decir con esto que nos debamos quedar quietos y callados. Quiero decir que la estrategia social que se esta usando es equivocada, esta motivada por la ira, y dirigida por los medios de comunicación. Hace un rato he visto como una chica, una estudiante de doctorado nada menos, decía a los medios de comunicación que no se puede negar los derechos fundamentales, como la educación y la sanidad. Y no seré yo quien le quite la razón. Pero si le diré una cosa, por muy fundamental que sea ese derecho, sino hay dinero, no se puede pagar, por tanto…

 

Hay políticos y sindicalistas que se pasan todo el día hablando de la “dictadura de los mercados”, y no seré yo quien diga que eso no es una forma de dictadura. Pero, señores, 10 euros menos 12 euros, significa que tienes una deuda de 2 euros. Y todo lo que reclaman demagogos como esos, es precisamente eso, más deuda, y mientras más deudores somos, también somos más esclavos.

 

Las administraciones publicas han pasado de estar con las cuentas bancarias llenas a no tener ni para pagar cosas tan elementales como la calefacción o las nóminas. Y es que cuando no llega el dinero, nos guste o no, hay que recortar en todas partes, y si es cierto, no en todas partes por igual. Pero es que las administraciones están “muy jodidas”. Más de un padre estará diciéndole a sus hijos en estos días de tanto frío que estamos pasando, que no enciendan la calefacción, o que la hagan funcionar el mínimo tiempo posible. Y la economía es lo mismo para una familia que para las administraciones publicas, en eso no hay duda. Esto, por no mentar a aquellos que ya se la cortaron hace tiempo.

 

Otra cosa que tampoco dicen los políticos, y que por supuesto, criminalizan los sindicatos, es la situación de los bancos. Nos guste o no, si los bancos van bien, todos vamos bien. Gustara o no gustará, pero ¿que se puede decir en contra?

 

Los políticos controlan los bancos, los bancos quitan y ponen a los políticos, por que claro, las campañas electorales valen dinero, y por supuesto, los bancos lo tienen, si no unos, otros. Al final, nos guste o no, los bancos son nuestros dueños, poseen nuestras casas, nuestros coches, nuestros ordenadores portátiles, nuestras vacaciones… Así que más nos vale un mal trago, el mal trago es “si no puedes con tu enemigo, únete a él”.

 

Así que, calma.